Después de las emociones del primer partido importante de la temporada, los vientos del otoño nos esperan a la vuelta de la esquina. Octubre, con su realidad imperativa del nuevo curso, aguarda con sus atarcederes melancólicos.
Entretanto, tenemos que acomodar nuestro cuerpo y nuestro espíritu a otra forma de vida. Del horario sin horarios, a madrugar milimétricamente, de las tardes de playa a las tardes de vísperas de éxamenes inoportunos.
Nuestra realidad cotidiana, nuestro porvenir, nuestro futuro.
Ya está C. en marcha.
ResponderEliminarCasillas tiene que irse al Chelsea!!!!
ResponderEliminarMe gusta el invierno, aunque signifique volver al colegio. Y los atardeceres, lo mejor del día.
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