La oscuridad compartida

Dejamos de ser nosotros, para ser otros, disfrutadores de la vida, de la imaginación y del hipnotismo de una pantalla de cine, donde desfilan nuestros héroes y nuestros deseos.

Somos otros en las sombras de los cines, en la oscuridad compartida y amable de una sala de cine, entre desconocidos. Una historia que es mentira. Sin embargo, fortalecida por la verdad de los sentimientos del espectador: nosotros.
Ahora somos  Katniss Everdeen y Peeta Mellark y Plutarch Heavensbee y Haymitch Abernathy. Y tendremos que salvar el mundo.

Difícil y hermoso

Anoche, España, labró una nueva senda hacia la Eurocpa de 2016. El gol del malagueño Isco, difícil y hermoso, alumbra la esperanza de los aficionados y técnicos.

Tras alguna indigesta derrota, y los ecos del fracaso del Mundial de Brasil (un mazazo de proporciones gigantescas), la selección recobra la magia y la brillantez.

A las numerosas preguntas que el otoño nos formula, una certeza incontestable se abre paso, como un último cielo azul. 

¿Hará olvidar el oscuro Mandzukic la efervenscencia de Costa? ¿Es mejor el Madrid de Bale o el Madrid de Isco? ¿La inteligencia de pasador privilegiado de Kroos harán al Madrid inexpugnable?

¿Se le han fundido los plomos al Atlético de Madrid tras perder en San Sebastián? ¿Merece, una vez por todas, Paco Jémez dirigir un equipo a la altura de su talento? ¿Se comerá Luis Enrique el turron en el Barcelona? Dudas.

Uná única certeza. Isco.