Son días de invierno.
En la confianza de que este nuevo año, 2014, traiga, para todos, ventura, alegrías, y buenas notas, continuaremos juntos, seguros del futuro, en este blog del Departamento de Lengua. Con vosotros.
En tanto, estos días, hemos asistido al primer acontecimiento del año futbolístico (a la espera del Brasil 2014): las lágrimas del héroe.
Cristiano Ronaldo ha ganado la gloria. Ya está en el Olimpo. Ya es inmortal. Que no se extinga el fuego de sus botas.
El látigo brilla como el acero, en el aire puro del mediodía. Hasta restañar la espalda inocente, traza una línea, como un arco y su flecha retadora, que recorre toda la infamia posible de la que es capaz el ser humano. El fulgor de los latigazos de la infamia, en 12 años de esclavitud.
La nieve cristaliza el aliento de la humanidad en un invierno sin tregua, en Frozen, el reino de hielo. El invierno eterno en una película de Walt Disney, nuevamente, en la cumbre del cine de animación.
Dos películas magistrales: indispensables haberlas hecho, e, indispensable, verlas.