Después de las emociones del primer partido importante de la temporada, los vientos del otoño nos esperan a la vuelta de la esquina. Octubre, con su realidad imperativa del nuevo curso, aguarda con sus atarcederes melancólicos.
Entretanto, tenemos que acomodar nuestro cuerpo y nuestro espíritu a otra forma de vida. Del horario sin horarios, a madrugar milimétricamente, de las tardes de playa a las tardes de vísperas de éxamenes inoportunos.
Nuestra realidad cotidiana, nuestro porvenir, nuestro futuro.