Estimado Miguel de Cervantes Saavedra:
Sabemos que la inmortalidad
literaria da mucho trabajo y ocupaciones. No obstante, desde aquí, desde el
Departamento de Lengua, queremos, y perdone nuestra osadía, recomendarle una
película, una película que grita el eco de su Don Quijote por las grandes llanuras de Nebraska, como si fueran los campos yermos de La Mancha. Por los cuales anduvo
con suerte tan dispar, su hidalgo, nuestro universal hidalgo, bálsamo y plenitud.Y
ahora, más que nunca, cuando laberintizamos nuestras emociones, lo necesitamos, para soñar juntos, querido Don Miguel.
Se trata de Nebraska, un filme norteamericano, cuyos protagonistas, un anciano caballero (un jubilado con demencia senil) y su escudero (vendedor de equipos musicales), su propio hijo de sangre, atraviesan la America profunda, desolada y marchita, en busca de un significado que justifique sus existencias fosilizadas en la monotonía y el hartazgo.
Aquí, nuestra Dulcienea del Toboso es un millón de dólares.
Ver cómo se despierta la bondad, la dignidad, la generosidad, como árboles, indestructibles, en una pantalla de cine, rompiéndola, rasgándola, y llegando al corazón del espectador.
Disfrútela, Don Miguel, porque es hija de sus entrañas
Se trata de Nebraska, un filme norteamericano, cuyos protagonistas, un anciano caballero (un jubilado con demencia senil) y su escudero (vendedor de equipos musicales), su propio hijo de sangre, atraviesan la America profunda, desolada y marchita, en busca de un significado que justifique sus existencias fosilizadas en la monotonía y el hartazgo.
Aquí, nuestra Dulcienea del Toboso es un millón de dólares.
Ver cómo se despierta la bondad, la dignidad, la generosidad, como árboles, indestructibles, en una pantalla de cine, rompiéndola, rasgándola, y llegando al corazón del espectador.
Disfrútela, Don Miguel, porque es hija de sus entrañas